BUENOS AIRES.- Sergio Marchi, jefe del sindicato de futbolistas argentinos, en huelga desde hace nueve días, asegura que acepta las críticas a su gestión, especialmente si le permiten ver sus errores, mientras le apuntan desde todos los sectores. La decisión tomada el viernes 25 de febrero de paralizar el fútbol en reclamo de la millonaria deuda de los clubes con los jugadores le valió innumerables críticas de dirigentes y funcionarios del Gobierno. “Notamos mucha inflexibilidad de parte del gremio”, dijo el ministro de Trabajo Jorge Triaca, sobre la negociación para poner fin a la huelga. “Al gremio sólo le importa por donde entra la guita. Me extraña que algunos dirigentes negocien con ladrones”, agregó Diego Maradona.
Hasta su reaparición del 25 de febrero muchos se preguntaban dónde estaba Marchi frente a la crisis institucional y financiera del fútbol argentino. El dirigente convocó a la huelga el mismo día en el que los clubes argentinos acordaron avanzar en una normalización de su gestión. Defensor “rústico”, se inició en Gimnasia La Plata, e integró un equipo de San Lorenzo llamado “los camboyanos” por su entrega en cada partido pese a las dificultades del club. Tomó la conducción del gremio a fines de 2006, cuando renunció Jorge Domínguez, ex jugador de Boca, quien se marchó enemistado con Marchi por mantener una relación cercana con Julio Grondona.
En 2016, un operativo ordenado por la Justicia encontró irregularidades en el manejo de los fondos de la “Fundación El Futbolista”, que depende de su sindicato. El dinero (U$S 2 millones), presuntamente, provenía de un convenio firmado en 2009 con Grondona.
Mientras tanto, Nicolás Russo anunció ayer que los torneos oficiales se reanudará “sí o sí” el próximo fin de semana. “Si los (futbolistas) profesionales deciden no jugar, habrá que presentar un equipo de juveniles”, le dijo el presidente de Lanús a radio Continental. El fútbol volverá el jueves con el cotejo Vélez-Estudiantes. (DPA y Especial)